Información nº 40

Envíos a la comunidad «Virgen de las Escuelas Pías», residencia Betania de Zaragoza.

En este mes de abril hemos enviado a tres hermanos a la Comunidad Virgen de las Escuelas Pías- Residencia Betania de Zaragoza: Manuel Rodríguez Espejo, desde la comunidad “Dulce nombre” de Granada, Ángel Valenzuela, desde el Calasancio de Zaragoza, y Moisés Rubio, desde Peralta de la Sal.

Como sabemos todos, no son decisiones fáciles, siempre hay algún tipo de duda, sobre todo porque en los tres casos, y en muchos otros, preferimos la vida en nuestras comunidades. Y eso es bueno y habla bien de la vida comunitaria en la que nos desenvolvemos. Pero todos entendemos que lo decidimos por su bien, porque creemos que es el lugar en el que hay más facilidades para ofrecerles una vida más cómoda y cuidar mejor de sus necesidades.

También es bueno subrayar la calidad de la vida comunitaria en la comunidad de la residencia, y agradecer a todos los esfuerzos por animarla y darle vida. Especialmente a los que desde esa comunidad asumís como envío escolapio la tarea de mantener y cuidar a los hermanos más dependientes.

Como tantas veces nos hemos recordado, la vida de nuestras comunidades de mayores es tarea de todos. Especialmente recordarles con agradecimiento-  ellos nos han pasado el testigo de mucha vida y misión escolapia-, tenerles presente en nuestra oración, y organizarnos para compartir con ellos momentos de visitas y encuentros. Recordamos hoy los nombres – y os agradecemos vuestra vida escolapia- de los que componen hoy esta comunidad. Además de los tres recién enviados, Jesús Ramo, Miguel Ángel Medina, Pedro Sanz, José Ciprés, José Valderrama, Zacarías Martínez, Mariano Gil, José Marco, José Messeguer, Olegario Aranda, Luis Domeño, Panta Sorrigueta, Félix, Jiménez y Domingo López. También Secundino Comín, de la comunidad de Alcañiz, vive algunas temporadas, según el momento de su tratamiento.

Nos conviene también estar al tanto de la vida que se desarrolla en la residencia. Además de la vida comunitaria propia de la comunidad religiosa, muchas de las oraciones y actos son compartidos con el resto de usuarios de la residencia – 42 personas, hombres y mujeres, en este momento. Con ellos la comunidad comparte muchos otros momentos y servicios organizados por la residencia; celebraciones de cumpleaños, servicios de rehabilitación y gimnasia de mantenimiento, lecturas compartidas, algunas salidas y excursiones o varios talleres de manualidades – Jesús Ramo ha iniciado a muchos de los residentes en los talleres de marquetería y belenismo…- José Marco mantiene también su trabajo diario en la secretaría de Escuelas Pías.

El funcionamiento de la residencia, toda la vida de la que se ocupa, se la debemos a un buen número de personal que trabaja en diferentes labores, dirigidos por María Luisa Palomar, directora de la residencia, y Alberto Rivera, administrador. Les agradecemos su profesionalidad y cariño en su dedicación.

Y continuamos con el discernimiento conjunto sobre nuestra vida comunitaria. Para que nuestras comunidades sean los espacios adecuados para el desarrollo de nuestra vida y misión. Y conscientes de que la preocupación por los hermanos de toda la Provincia nos hace también crecer en nuestra vocación escolapia y es parte de la misión a la que hoy somos llamados.

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