Información nº 31
Moçambique (4). Nuestra comunidad de Minhauene.

Sabía que esta comunicación iba a ser diferente. Pero no me imaginaba hasta qué punto. Una semana que deja huella – ayer domingo 24 volví de la primera visita a Moçambique – y una huella que me gustaría saber compartírosla.
Por un lado por contaros lo vivido estos días en Moçambique, y ya sabéis, en estas ocasiones, las palabras no son suficientes, y no es fácil expresar un conjunto de sentimientos, emociones, anécdotas y pensamientos pendientes de ordenar. Por resumir de alguna manera; contento y agradecido. Por la visita a aquella realidad, y por haber aceptado este reto de agrandar nuestra Emaús.
Y por otro lado, porque el objetivo principal es presentaros a nuestros tres hermanos de nuestra comunidad de Minuhuene, en la diócesis de Pemba en el norte de Moçambique. André, Jean de Dieu y Jean Bernard Dialomao. Y esta labor aún es una responsabilidad más grande. Y más rica.
Podría deciros muchas cosas de ellos, sus tareas y responsabilidades, lo que hacen y viven cada día, pero sobre todo quisiera expresar algo de lo que estos días ellos me han hecho compartir y vivir con profundidad; su ser escolapio y su forma sencilla pero profunda de expresarlo. Y su ilusión por este desafío de pertenecer a Emaús, que lo viven con alegría.
Contaros algo de lo que hacen, sus tareas y funciones, no lograría explicar lo que son. Nos puede dar una idea, pero su vocación, como la nuestra, es mucho mas. Su ser escolapio, su vida entregada entre aquellas gentes se expresa en lo que hacen, pero es mucho más grande lo que ellos son.
Podría explicaros algunas cosas de cada uno, una pequeña aproximación, pero sólo a modo de pinceladas, que son incompletas.
Presentaros a André Fogué, camerunés de 37 años, y el último en llegar a la comunidad, en el pasado noviembre, y que ya habla con fluidez en portugués, y que desarrolla con ingenio una pastoral de cercanía a niños y adolescentes. Y sueña con un proyecto “agro-pastoral”, para el desarrollo comunitario. Un plan de formación agrícola y ganadera para jóvenes, con cultivos diversificados que ayuden a la subsistencia y den algunos beneficios… Por ahora ya ha ido limpiando y cultivando el terreno junto a la casa, montando un gallinero del que ya se alimenta la comunidad – en estos días le añadimos dos gallos que pudimos comprar… –
Y a Jean Bernard Dialomao Diatta, senegalés, que fue el primero en llegar a la comunidad, el 30 de noviembre de 2016. El más joven, 34 años. Que ha sido el primer contacto con Itaka-escolapios, el que ha ido canalizando en proyectos lo que la comunidad iba pensando, el que puede hacer de coordinador del primer equipo de sede, los tres y algún otro laico implicado… que es el director de la “escolinha” coordinador de juventud de la zona…
Y Jean de Dieu Ehemba, el mayor de los tres, 43 años, también de Senegal, que ejerce como rector de la comunidad y párroco de esa inmensa parroquia,- 30 comunidades en más de cien km a la redonda- , que es también vicario diocesano para la zona y como tal este mismo fin de semana ha coordinado un encuentro de formación sobre “Justicia y Paz” para los animadores pastorales que se han reunido en nuestra capilla de la comunidad de Nanjua. …
Y habría que citar otros nombres, de muchos implicados en las en las tareas escolapias de allí. Alguno, algunas en tareas centrales, como el coordinador de la juventud de la parroquia, José
Fernando, o los monitores-profesores de la escolinha, Albertina, Sizelda y Diamantino, y seguro que unos cuantos mas que iremos conociendo.
Y muchas iniciativas y actividades que juntos han ido organizando; un buen esquema de vida comunitaria escolapia, – una vida rica que les mantiene en medio de una realidad nada fácil-, el reparto de tareas para hacerse presentes en las celebraciones de las comunidades, – cada domingo en 9 capillas-, varias iniciativas pastorales que puedan dar forma al “movimiento Calasanz”, como la Patrulha (campamento- colonia de verano) y otras actividades pastorales… Y muchos acompañamientos y asuntos que surgen cada día…
Los tres viven con alegría en aquellas rudimentarias instalaciones, varios edificios construidos en los años cuarenta, y en condiciones precarias (los hemos retomado después de años sin actividad), que han habilitado uno como casa de la comunidad, otro como escolinha, y la Iglesia, y un centro de reuniones y encuentros…
Con un estilo de vida austero, en mitad de un entorno rural, en medio del “mato”, selva local, a 11 km por camino de tierra que nos separan de la carretera, rodeados por nuestros vecinos de Minhuene, un entorno de familias del poblado local que van teniendo como referencia para ellos y sus familias a la comunidad, la escolinha, las actividades pastorales….
Seguro que a muchos de vosotros os recordarían a otros inicios misioneros- aquellos primeros años en Camerún, o en Bolivia, o en otros tiempos del Brasil y Venezuela, o los más recientes en Congo … Historias de fundación tipo las que Jesús Lecea nos recordaba y que tantos de los nuestros, de vosotros, habéis vivido. También en esta ocasión contábamos con el apoyo de la Congregación general. Pierre Diatta, asistente general para África, que nos ha sido un gran acompañante e introductor en aquella realidad. Estos días me ayudaban a imaginar y agradecer aquellos otros comienzos misioneros, y a soñar con que también estos sean los cimientos de una futura Escuela Pía mozambicana…
Nos despedíamos con la Eucaristía y una última reunión llena de planes. Y con el compromiso de ir creando juntos esta presencia escolapia que ya tiene un hueco en el Proyecto de Presencia de Emaús, y que como en el resto de lugares se suma a la reflexión para diseñar mejor lo que hoy se nos pide como escolapios. Cuatro años en los que ya añadimos la lengua portuguesa, una suerte que muchos ya la conocéis en Emaús, y la local, el Emakua, en el que nuestros niños juegan y se desenvuelven.
Y la promesa de mantenernos unos a otros en la oración, y poner nuestras fuerzas y planes en sus manos. En las de aquellas gentes y en las del Senhor Jesús a quien queremos servir en tantos chavales…
Prezados irmãos.
No dia das «missões escolápias», quero enviar a vocês um grande e saudoso abraço, não apenas pessoal, mas de toda a Congregação Provincial, e de toda a Província de Emaús, juntamente com a informação que mandei a nossos irmãos na volta da visita a Mozambique.
(Como vem já temos tradutores ao português, são os irmãos que moraram no Brasil. Aos poucos os irão conhecendo).
Vocês já formam parte da lista das mensagens provinciais que vamos enviando.
Emaús inteira reza por vocês. Meu abraço.
Moçambique (4).- Nossa Comunidade de Minhauene
Achei que este comunicado fosse bem diferente. Mas nunca pensei que chegasse a este ponto.
Uma semana que deixa marcas- ontem, domingo 24, retornei da primeira visita a Moçambique- uma marca que gostaria comparti-la.
Em primeiro lugar para contar o vivido nestes dias em Moçambique, e como bem sabem, nestas ocasiões, as palavras são insuficientes, e não resulta fácil expressar os sentimentos, emoções, anedotas e pensamentos ainda desordenados. Resumindo de alguma maneira: retornei contente e agradecido, pela visita a essa nova realidade, por ter aceitado o reto de expandir Emaús.
Em segundo lugar, porque o objetivo principal é apresentar nossos três irmãos da Comunidade de Minuhuene, na Diocese de Pemba ao norte de Moçambique: André, Jean de Dieu e Jean Bernard Dialomao. Mas nossa labor é de uma responsabilidade bem maior e bem mais rica.
Poderia contar para vocês muitas coisas acerca deles; as tarefas e responsabilidades, o que realizam e vivem no dia a dia, mas sobretudo queria expressar algo de tudo aquilo que, nestes dias, comparti e vivi em profundidade com eles: seu jeito de ser escolápio, a forma simples mas profunda de expressá-lo,
O entusiasmo por esse desafio de pertencer a Emaús, que vivem com tanta alegria.
Poderia contar para vocês algo do que eles fazem, mas as tarefas e funções, não expressam o que eles são. Podemos- nos fazer uma ideia, mas a vocação, assim como a nossa, é muito mais. O “ser-escolápio”, sua vida entregada, no meio daquele povo se expressa no que eles fazem, mas o que eles são é muito maior.
Poderia contar coisas de cada um deles; seria uma pequena aproximação, apenas umas pinceladas, sempre incompletas.
1.- André Fogué, camerunense de 37 anos, o último em chegar à Comunidade, em Novembro último, que fala com fluidez o português, e desenvolve uma pastoral criativa de cercania com as crianças e adolescentes. Que “sonha” com um projeto “agro- pastoral” para o desenvolvimento comunitário. Um projeto de formação agrícola e ganadeira para jovens, com cultivos diversificados que ajudem na subsistência e rendam alguns benefícios,… Por enquanto já arrumou, roçou o terreno ao redor da casa, montando um galinheiro que fornece alimentação à Comunidade. (Estes dias arranjamos dos galos que conseguimos comprar).
2.- Logo está Bernard Dialomao Diatta, senegalês, que foi o primeiro em chegar à Comunidade, em 30 de Novembro de 2016. É o mais novo, 34 anos. Ele foi o primeiro contato com Itaka- escolápios.
É ele quem transforma em projetos, tudo aquilo que a Comunidade vai pensando. Ele é quem pode exercer de coordenador da primeira equipe da sede, formada pelos três religiosos, mais algum leigo implicado…Ele é o diretor da “escolinha” e coordenador da juventude daquela zona,…
3.- Finalmente Jean de Dieu Ehemba, 43 anos, senegalês também, reitor da Comunidade e pároco dessa imensa paróquia, com 30 comunidades, espalhadas em 100 kms, vigário diocesano daquela área, que neste fim de semana coordenou um encontro de formação sobre “ Justiça e Paz”, para os animadores de pastoral, reunidos na nossa capela de Nanjua…
Deveria citar muitos outros nomes, de pessoas implicadas nas tarefas escolápias da comunidade. Algumas muito importantes, como o coordenador da juventude da paróquia, José Fernando, ou também os monitores-professores da escolinha, Albertina, Sizelda e Diamantino e mais alguns que iremos conhecendo.
Sem esquecer as muitas iniciativas e atividades que juntos foram organizando. Eles tem um esquema de vida comunitária muito sadio, (uma vida rica que lhes mantém no meio de uma realidade nada fácil), a distribuição de tarefas para estar presentes nas celebrações das comunidades. Celebrações, cada Domingo nas nove capelas, assim como iniciativas pastorais que vão configurando o “Movimento Calasanz”, tais como a “Patrulha”, (acampamento-colônia de verão), e outras atividades pastorais…,assim como acompanhamentos pessoais e outros assuntos que surgem no dia a dia.
Estes três padres vivem com alegria numas instalações muito simples, em várias edificações construídas nos anos 40, em condições precárias, ( instalações retomadas depois de anos fechadas), que foram habilitadas, uma para casa da Comunidade, outra como escolinha e igreja, e a terceira como centro de reuniões e encontros.
Eles vivem com um estilo de vida austero, em ambiente rural, no meio do mato, pura selva, a 11 kms do asfalto, rodeados de vizinhos de Minhuene, povoado formado por famílias, para as quais a Comunidade, a escolinha e as atividades pastorais, são o referente de suas vidas.
Com certeza que muitos de vocês estarão lembrando outros “inicios missionários”, aqueles primeiros anos em Camerun, ou em Bolívia, ou anteriormente em Brasil e Venezuela, e mais perto de nós, no Congo. Histórias de fundações que o Pe. Jesús Lecea nos recorda, e que muitos de vocês haveis vivido.
Também agora contamos com o apoio da Congregação Geral: o Pe. Pierre Diatta assistente geral por África, que foi uma valiosa companhia e o introdutor naquela realidade. Eles me ajudaram a imaginar e agradecer aqueles outros inícios missionários, e a sonhar em que estes sejam os alicerces de uma futura Escola Pia mozambicana…
Despedíamos a visita com uma Eucaristia e uma última reunião cheia de projetos. E com o compromisso de ir criando juntos esta nova “Presença Escolápia”, que já tem seu espaço no “Projeto de Presença de Emaús”, e que como nos outros lugares, se junta à reflexão para desenhar melhor aquilo que se nos pede como escolápios. São quatro anos nos quais acrescentamos a língua portuguesa. Temos a sorte de que muitos, em Emaús, já a conhecem, além da língua local, o Emakua, língua na qual nossas crianças brincam e crescem.
Com a promessa de manter-nos unidos na oração, e colocando nossas forças e projetos nas suas mãos. Nas mãos daquele povo e nas do Senhor Jesus a quem queremos servir em tantas crianças.

